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Primera Cumbre
Segunda Cumbre

Cumbre Continental de Pueblos y Organizaciones Indígenas 

2, 3 y 4 de Noviembre
Estadio Mundialista de Mar del Plata
Argentina

Análisis y proyección política de las Naciones Originarias
 luego de las Cumbres Indígenas en Argentina

Los presidentes de los Estados americanos nucleados  en la OEA, vinieron a Mar del Plata, Argentina, a definir instrumentos para fortalecer las llamadas democracias y combatir la pobreza a su manera. La falta de apoyo popular, especialmente la presidente Bush, los obligó a encerrarse y crear verdaderas fortalezas con un gran aparato militar. Los derechos indígenas no figuraban en la agenda de los presidentes, pero nos organizamos en este marco para manifestar nuestra demanda. Entonces se organizaron dos “Cumbres”, una organizada por el gobierno de Canadá con mucho dinero en Bs .As. y otra prácticamente autofinanciada en la ciudad de Mar del Plata. Pero esto ya es anecdótico.

Lo que verdaderamente importa ahora es ¿Dónde fijamos el horizonte ideológico las naciones originarias luego del escenario que mostraron las dos cumbres realizadas en Argentina?  Nada termina ni nada comienza luego de las dos convocatorias que acaban de concretarse. Pero que sí saca a la luz, una diferencia de enfoques, de estrategias y de proyección que ya se hace difícil de consensuar y que merecen ser discutida entre los representantes de las organizaciones indígenas a nivel local y a nivel de los escenarios internacionales, donde se debate el Derecho Indígena.

No nos referimos a diferencias entre organizaciones o de liderazgos o de fuentes de financiamiento, sino que es mucho mas profundo en el sentido de cual es la aspiración y base ideológica que sostienen las diversas luchas de los pueblos indígenas en sus territorios. El momento en que se da este debate es crucial, ya que el hegemonismo que afirman los países del Norte del Continente (Canadá y Estados Unidos) para imponer  sus agendas políticas y económicas, requiere de la domesticación de los pueblos para acceder a los territorios que los provee de los recursos estratégicos que el modelo neoliberal necesita como sangre en sus venas. Para ello los países del norte apuntan a financiar encuentros y/o proyectos de “desarrollo”, haciendolo como una inversión política.

Esto impidió la convocatoria y realización de una sola Cumbre. La interferencia del gobierno de Canadá a través de un fuerte presupuesto que puso a disposición de las organizaciones indígenas, pretendió ser la herramienta para imponer una agenda y un calendario de actividades que era imposible de aceptar desde una posición autónoma indígena. Inútil fueron los esfuerzos de instituciones y personalidades indígenas que intentaron mediar para una sola convocatoria. Lo impedía la posición intransigente de la AFN/ Asamblea de las Primeras Naciones (de Canadá) que amenazaba con retirar el apoyo financiero si no se respetaba la metodología que ya se había aplicado en la I Cumbre Indígena de Ottawa en 2001. Es decir, organizar una Cumbre que no interfiriera en la Cumbre de Jefes de Estado, de allí que el lugar y la fecha deberían ser alejados de esa actividad. A cambio prometían un espacio par que los cancilleres escucharan las conclusiones del debate de autoridades indígenas. Y fundamentalmente comprometían recursos e infraestructura para sostener y desarrollar actividades posteriores a la Cumbre. El requisito era que el eje que predominara en la Cumbre se centrara en el comercio y la necesidad de establecer acuerdos y convenios con los estados desde los territorios indígenas, con el argumento de que los indígenas podemos obtener importantes beneficios de la globalización económica. Este es el concepto capitalista que predomina en las principales organizaciones indígenas de los países del Norte, fuertemente financiadas por presupuestos públicos y así, dependiente de los gobiernos.

La decisión de no aceptar estos condicionamientos y promover una Cumbre con fuerte contenido político autónomo y libre determinado, era así todo un desafío, y las principales organizaciones del continente decidieron asumirlo con los costos, para el objetivo de unidad,  que esto significaba.

Ya paso Mar del Plata y Buenos Aires… ¿y ahora?

Fueron numerosos los dirigentes, organizaciones y pueblos indígenas del continente que llegaron a la Cumbre Continental de Pueblos y Organizaciones Indígenas que se realizó en Mar del Plata, al mismo tiempo que se realizaba la Cumbre de Jefes de Estado desde el 02 al 04 de Noviembre. Casi 300 delegados llegaron, la mayoría de ellos por sus propios medios. Delegados internacionales provenientes de Bolivia, Perú, Chile, Paraguay, Venezuela, Colombia, México, Panamá, EE UU y Canadá. Una fuerte actividad realizada sin aporte económico de ningún Estado. Sin aportes siquiera del Estado Argentino, que sí apoyó a la Cumbre de Bs. As con un subsidio de U$S 15.000.-

Haber realizado una actividad de este tipo, con el esfuerzo propio de las organizaciones que llegaron y con el aporte solidario de organizaciones hermanas, tipo el “Servio de Paz y Justicia”, demuestra la necesidad de los movimientos indígenas de defender espacios de debates libres y de ejercicio de la libre determinación.  Sin embargo, fueron muchas las organizaciones indígenas que no llegaron a ninguna de las 2 Cumbres. Y necesitamos dirigir a ellos también nuestro análisis. Para que no se reduzca este conflicto a una “interna indígena argentina”, sino a una definición ideológica que implica hasta donde estamos dispuestos a subordinar nuestro derecho histórico por nuestra dependencia económica. ¿Estamos dispuestos a superar nuestras limitaciones materiales, a costa de entregar nuestras agendas y estrategias a los gobiernos que requieren de los servicios  de líderes y organizaciones corruptas para imponer y hacernos funcionales al modelo capitalista?  Esta pregunta trasciende a los Pueblos Indígenas de Argentina e involucra principalmente a las organizaciones y lideres de Canadá y EE UU.

Los escenarios de debate internacional, están absolutamente condicionados por las agendas que imponen los estados a través de los órganos de Naciones Unidas, y hacia allí  marchamos sin una estrategia de conjunto. Muchas veces, nuestras mentes más capaces se desgastan y se conforman en una estrategia de lobbys y de acciones políticamente correctas para intentar un avance en el reconocimiento de derechos. Y más de una vez, nuestros dirigentes están más preocupados de traer algún subsidio para su organización o Pueblo que en dejar asentado el derecho que pretendemos lograr comprender  y reconocer. En esta dinámica no es posible revertir décadas de espera de un reconocimiento que no llega. Más preocupante aun es la devaluación que ha sufrido en la última década el organismo ONU que no puede detener la invasión a Pueblos soberanos, concretamente la masacre al pueblo Iraquí. ¿Nuestra fidelidad y esperanza en ONU, nos servirá cuando este modelo perverso avance sobre nuestros territorios a costa de nuestras propias vida y cultura? No decimos con esto que debemos abandonar estos escenarios. Decimos que debemos analizar nuevas estrategias ante un poder imperial que avanza y que esta apelando a dirigentes indígenas y organizaciones débiles para imponer sus reglas, recetas e instrumentos de mercado.

Hacia una estrategia de regiones.

Somos concientes que nuestra proyección  no acaba ni comienza en las Cumbres realizadas, sino que la actividad realizada en Mar del Plata es un paso más en la larga lucha por nuestra Libre determinación y es la continuación de un proceso de Unión Continental del Águila, el Quetzal y el Cóndor, iniciado en Quito, Ecuador en 1990, en el Primer Encuentro Continental Indígena, con seguimiento en el año 1993 en el Segundo Encuentro Continental de Temoaya, México.
Estos dos encuentros continentales sirvieron de base para la Primera Cumbre internacional Indígena de Teotihuacan México, 2000 la cual realizó su continuidad en la Segunda Cumbre Continental Abya Yala de Quito, Ecuador en el año 2004.

Nos parece grave que la actividad realizada en Buenos Aires haya tomado como base de su accionar y proyección el documento final de la I Cumbre Indígena de Ottawa 2001 denominado “Los Pueblos Indígenas en la Nueva Economía”, ya que  de allí se desprende una subordinación a las reglas del mercado que Canadá promueve. Mar del Plata fue el escenario de la “Cumbre Continental de Pueblos y Organizaciones Indígenas” que se diferenció tomando dos ejes fundamentales: el rechazo a los tratados de libre comercio que ponen a nuestros territorios y culturas como producto y fuente para el mercado y la necesidad de proyectar acciones fundamentales dirigidas a nuestra libre determinación como Naciones Originarias.

Desde el segundo objetivo es que nos atrevemos desde este extremo del continente a reafirmar y promover algunas de esas acciones:

  • Se proclama desde esta Cumbre Continental Indígena un llamado para el levantamiento cultural de los Pueblos Indígenas urbanos al nivel continente, de acuerdo a los principios de la Declaración de Mar del Plata 2005.
  • Se potencie y se desarrolle una estrategia a nivel de las regiones (Norte, Centro, Meso y en Sudamérica, las regiones que tienen una experiencia de trabajo realizado: Andes, Cono Sur, Amazonia)
  • Necesidad de generar un órgano de articulación, no necesariamente una organización, pero sí una Red de Articulación que genere un debate constructivo orientado a fortalecer las posiciones políticas frente a los estados. Esta herramienta permitirá a las regiones operativizar políticamente las demandas, propuestas y estrategias de las regiones para que potencie una política continental.

 

Como lo reafirmaron en Mar del Plata las autoridades originarias presente:

OTRA AMERICA ES POSIBLE

NUNCA MAS LAS AMERICAS SIN LOS PUEBLOS INDIGENAS

POR UN ABYA YALA INTERCULTURAL

Jallalla / kausachun/ Ñanderete /Jaily /Marici weu

 

Buenos Aires 15 de Noviembre de 2005

 

 

  Veronica Huilipan                                Eulogio Frites                            Germino Duarte
Coordinadora Mapuce                        Comisión de Juristas                 Consejo de Autoridades
  de Neuquén/COM                             Indígenas en Argentina de la Nación Guaraní
      ARGENTINA                                      ARGENTINA                                 ARGENTINA

 


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